• 1 agosto 2018

    LA GRANDEZA DE LA FADISTA CELESTE RODRIGUE EN EL DÍA DE SU MUERTE

    Del firmamento recibió el nombre, Celeste, la voz y el alma fadista con que atravesó esta vida.

    Corporizó la más pura y mística de las convicciones, la de quien sólo puede cantar bien al Fado quien lo encarna y siente íntimamente.

    El Fado con que nació, el suyo, el de todos.

    Por sensibilidad propia conquistó su lugar al sol, la admiración de los muchos que Amam y Amarán, el reconocimiento y respeto de los pares.

    Es consciente de lo que más nos ennoblece en este pasaje terrenal, que por mayor que sea siempre es fugaz, se ha guiado por una existencia discreta y con eso se ha movido más a la luz que en la sombra.

    Ampliamente humana, inspiró a quien reconoce la verdad, la belleza y la alegría en lo más ínfimo.

    En la admiración de tantos, indisociable, la Persona coincidió con la Artista, hecho desafortunadamente raro.

    Sin punta de vanidad, antes orgullo propio, lo que es diferente, personificaba eso mismo: Persona y Artista comulgaban la misma grandeza.

    Contiene dignidad en la mirada, en la postura, en la voz y energía que de ella emanaba.

    Estamos tan agradecidos por el don de su existencia.

    Su simple presencia llenó de Alma esta casa de fados, Café Luso. Todos agradecidos, todos, sin exception.

    De la Gerencia, de los Artistas de esta Casa de Fados, de todos los colaboradores que la sirvieron y admiran, Sentidas Condolencias a los Familiares, a los muchos Amigos, a la Familia Fadista que con ella privó en elevados momentos artísticos que hicieron el Fado ser por todos sentido.